febrero 7, 2024 ActualidadFisioterapia

Rotura de músculos isquiosurales (isquiotibiales y bíceps femoral) – Fisioterapia y readaptación deportiva.

Dentro del fútbol, deportes de pista y de velocidad las lesiones musculares son muy frecuentes. La rotura muscular de los músculos isquiotibiales (formados por el semitendinoso, semimembranoso y el bíceps femoral) representa el 12% de las lesiones totales y la lesión muscular más frecuente. Por culpa de la rotura muscular de los isquiosurales, los futbolistas se pierden 15 partidos y 90 días de entrenamiento cada temporada.

 

El mecanismo de rotura suele ser sin contacto. Normalmente se produce durante la carrera y en los minutos finales de la primera y segunda parte, cuando la fatiga es mayor. También es común que se produzcan cuando se va a golpear al balón y en el último momento se falla o un contrario nos quita el balón, por lo que terminamos dando una patada al aire que hace que los isquiotibiales tengan que soportar un gran momento de fuerza que supera sus límites de resistencia haciendo que se produzca la rotura muscular. En ese momento el jugador suele notar un “pinchazo” en la zona de la rotura y dolor al estirar la rodilla o al flexionar la cadera con la rodilla estirada, también notará dificultad o dolor al doblar la rodilla contra resistencia y según el grado de rotura tendrá mayor o menor impotencia al caminar.

Algunos de los factores predisponentes son:

  • El acortamiento muscular, especialmente de la cadena muscular posterior de nuestro cuerpo.
  • La debilidad muscular, fundamentalmente de los isquiotibiales y musculatura estabilizadora de la zona lumbopélvica (musculatura abdominal y transverso del abdomen) y cadera (glúteo medio). También puede ocurrir que la musculatura extensora (cuádriceps) sea mucho más potente que la musculatura flexora (isquiotibiales) y este desequilibrio propicie la rotura de los más débiles.
  • Elevada tensión neural (un exceso de tensión sobre el nervio ciático puede generar un espasmo de defensa en la musculatura isquiotibial para proteger de un sobreestiramiento al nervio ciático)
  • La fatiga y la descoordinación en la contracción de los grupos musculares, por falta de trabajo funcional y propioceptivo.
  • Lesión previa, en la cual no se ha seguido un correcto proceso de recuperación o readaptación al deporte. El deportista tiene recaídas por no haber trabajado el origen de la lesión, si no, sólo las consecuencias.

La alta incidencia de esta lesión es debido a la capacidad que tiene el músculo de desarrollar mucha fuerza en poco tiempo, y el elevado número de fibras de contracción rápida.

Dentro de la musculatura isquiosural, la zona más afectada es el bíceps femoral. Esto se debe a su compleja anatomía e inervación. Al tener sus dos porciones una inervación distinta, es más frecuente una alteración en la sincronización o asincronía en la contracción muscular. Esta asincronía provoca una disminución de la capacidad de absorber altas tensiones.

En análisis de la biomecánica de la carrera, se ha visto que la lesión se produce en la fase final de balanceo, cuando el isquiosural trabaja para desacelerar la pierna mientras controla la extensión de rodilla. En este momento, el músculo debe resistir el paso de una acción excéntrica a una concéntrica, momento de máxima tensión muscular y vulnerabilidad.

El tratamiento de la lesión de isquiotibiales y bíceps femoral (isquiosurales) es normalmente conservador. La intervención quirúrgica es muy poco frecuente. Al ser un músculo biarticular (que interviene en 2 articulaciones), su tratamiento debe ser global, atendiendo a factores como el acortamiento muscular de la cadena posterior, la tensión neural, la posición de las articulaciones implicadas y la recuperación de la fuerza de la musculatura, poniendo especial énfasis en el entrenamiento excéntrico en las fases finales de recuperación. Este tipo de entrenamiento preparara al músculo para soportar altas tensiones, momento en el que suele lesionarse.

En Clinica Zafrilla  disponemos de un equipo multidisciplinar de profesionales y medios técnicos para conseguir una recuperación completa y funcional de tu lesión. Asegurándote una vuelta a tu deporte tras una correcta readaptación deportiva.

INFORMATE EN CLÍNICA ZAFRILLA SERVICIOS MÉDICOS
PARQUE DE LA CONSTITUCIÓN Nº 5 B YECLA (MURCIA) 30510
TELF 968790891 / WHATSAPP 651820665
zafrism@teleyecla.com       www.clinicayecla.es

Fuentes de información

  • The football association medical research programme: an audit of injuries in proffessional football- analysis of hamstring injuries. C Woods et al. Br J Sports Meds 2004 38:36-41
  • Premiummadrid.


enero 17, 2024 ActualidadFisioterapia

Rotura de músculos isquiosurales (isquiotibiales y bíceps femoral) – Fisioterapia y readaptación deportiva.

Dentro del fútbol, deportes de pista y de velocidad las lesiones musculares son muy frecuentes. La rotura muscular de los músculos isquiotibiales (formados por el semitendinoso, semimembranoso y el bíceps femoral) representa el 12% de las lesiones totales y la lesión muscular más frecuente. Por culpa de la rotura muscular de los isquiosurales, los futbolistas se pierden 15 partidos y 90 días de entrenamiento cada temporada.

 

El mecanismo de rotura suele ser sin contacto. Normalmente se produce durante la carrera y en los minutos finales de la primera y segunda parte, cuando la fatiga es mayor. También es común que se produzcan cuando se va a golpear al balón y en el último momento se falla o un contrario nos quita el balón, por lo que terminamos dando una patada al aire que hace que los isquiotibiales tengan que soportar un gran momento de fuerza que supera sus límites de resistencia haciendo que se produzca la rotura muscular. En ese momento el jugador suele notar un “pinchazo” en la zona de la rotura y dolor al estirar la rodilla o al flexionar la cadera con la rodilla estirada, también notará dificultad o dolor al doblar la rodilla contra resistencia y según el grado de rotura tendrá mayor o menor impotencia al caminar.

Algunos de los factores predisponentes son:

  • El acortamiento muscular, especialmente de la cadena muscular posterior de nuestro cuerpo.
  • La debilidad muscular, fundamentalmente de los isquiotibiales y musculatura estabilizadora de la zona lumbopélvica (musculatura abdominal y transverso del abdomen) y cadera (glúteo medio). También puede ocurrir que la musculatura extensora (cuádriceps) sea mucho más potente que la musculatura flexora (isquiotibiales) y este desequilibrio propicie la rotura de los más débiles.
  • Elevada tensión neural (un exceso de tensión sobre el nervio ciático puede generar un espasmo de defensa en la musculatura isquiotibial para proteger de un sobreestiramiento al nervio ciático)
  • La fatiga y la descoordinación en la contracción de los grupos musculares, por falta de trabajo funcional y propioceptivo.
  • Lesión previa, en la cual no se ha seguido un correcto proceso de recuperación o readaptación al deporte. El deportista tiene recaídas por no haber trabajado el origen de la lesión, si no, sólo las consecuencias.

La alta incidencia de esta lesión es debido a la capacidad que tiene el músculo de desarrollar mucha fuerza en poco tiempo, y el elevado número de fibras de contracción rápida.

Dentro de la musculatura isquiosural, la zona más afectada es el bíceps femoral. Esto se debe a su compleja anatomía e inervación. Al tener sus dos porciones una inervación distinta, es más frecuente una alteración en la sincronización o asincronía en la contracción muscular. Esta asincronía provoca una disminución de la capacidad de absorber altas tensiones.

En análisis de la biomecánica de la carrera, se ha visto que la lesión se produce en la fase final de balanceo, cuando el isquiosural trabaja para desacelerar la pierna mientras controla la extensión de rodilla. En este momento, el músculo debe resistir el paso de una acción excéntrica a una concéntrica, momento de máxima tensión muscular y vulnerabilidad.

El tratamiento de la lesión de isquiotibiales y bíceps femoral (isquiosurales) es normalmente conservador. La intervención quirúrgica es muy poco frecuente. Al ser un músculo biarticular (que interviene en 2 articulaciones), su tratamiento debe ser global, atendiendo a factores como el acortamiento muscular de la cadena posterior, la tensión neural, la posición de las articulaciones implicadas y la recuperación de la fuerza de la musculatura, poniendo especial énfasis en el entrenamiento excéntrico en las fases finales de recuperación. Este tipo de entrenamiento preparara al músculo para soportar altas tensiones, momento en el que suele lesionarse.

En Clinica Zafrilla  disponemos de un equipo multidisciplinar de profesionales y medios técnicos para conseguir una recuperación completa y funcional de tu lesión. Asegurándote una vuelta a tu deporte tras una correcta readaptación deportiva.

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Fuentes de información

  • The football association medical research programme: an audit of injuries in proffessional football- analysis of hamstring injuries. C Woods et al. Br J Sports Meds 2004 38:36-41
  • Premiummadrid.


Rotura de músculos isquiosurales (isquiotibiales y bíceps femoral) – Fisioterapia y readaptación deportiva.

Dentro del fútbol, deportes de pista y de velocidad las lesiones musculares son muy frecuentes. La rotura muscular de los músculos isquiotibiales (formados por el semitendinoso, semimembranoso y el bíceps femoral) representa el 12% de las lesiones totales y la lesión muscular más frecuente. Por culpa de la rotura muscular de los isquiosurales, los futbolistas se pierden 15 partidos y 90 días de entrenamiento cada temporada.

 

El mecanismo de rotura suele ser sin contacto. Normalmente se produce durante la carrera y en los minutos finales de la primera y segunda parte, cuando la fatiga es mayor. También es común que se produzcan cuando se va a golpear al balón y en el último momento se falla o un contrario nos quita el balón, por lo que terminamos dando una patada al aire que hace que los isquiotibiales tengan que soportar un gran momento de fuerza que supera sus límites de resistencia haciendo que se produzca la rotura muscular. En ese momento el jugador suele notar un “pinchazo” en la zona de la rotura y dolor al estirar la rodilla o al flexionar la cadera con la rodilla estirada, también notará dificultad o dolor al doblar la rodilla contra resistencia y según el grado de rotura tendrá mayor o menor impotencia al caminar.

Algunos de los factores predisponentes son:

  • El acortamiento muscular, especialmente de la cadena muscular posterior de nuestro cuerpo.
  • La debilidad muscular, fundamentalmente de los isquiotibiales y musculatura estabilizadora de la zona lumbopélvica (musculatura abdominal y transverso del abdomen) y cadera (glúteo medio). También puede ocurrir que la musculatura extensora (cuádriceps) sea mucho más potente que la musculatura flexora (isquiotibiales) y este desequilibrio propicie la rotura de los más débiles.
  • Elevada tensión neural (un exceso de tensión sobre el nervio ciático puede generar un espasmo de defensa en la musculatura isquiotibial para proteger de un sobreestiramiento al nervio ciático)
  • La fatiga y la descoordinación en la contracción de los grupos musculares, por falta de trabajo funcional y propioceptivo.
  • Lesión previa, en la cual no se ha seguido un correcto proceso de recuperación o readaptación al deporte. El deportista tiene recaídas por no haber trabajado el origen de la lesión, si no, sólo las consecuencias.

La alta incidencia de esta lesión es debido a la capacidad que tiene el músculo de desarrollar mucha fuerza en poco tiempo, y el elevado número de fibras de contracción rápida.

Dentro de la musculatura isquiosural, la zona más afectada es el bíceps femoral. Esto se debe a su compleja anatomía e inervación. Al tener sus dos porciones una inervación distinta, es más frecuente una alteración en la sincronización o asincronía en la contracción muscular. Esta asincronía provoca una disminución de la capacidad de absorber altas tensiones.

En análisis de la biomecánica de la carrera, se ha visto que la lesión se produce en la fase final de balanceo, cuando el isquiosural trabaja para desacelerar la pierna mientras controla la extensión de rodilla. En este momento, el músculo debe resistir el paso de una acción excéntrica a una concéntrica, momento de máxima tensión muscular y vulnerabilidad.

El tratamiento de la lesión de isquiotibiales y bíceps femoral (isquiosurales) es normalmente conservador. La intervención quirúrgica es muy poco frecuente. Al ser un músculo biarticular (que interviene en 2 articulaciones), su tratamiento debe ser global, atendiendo a factores como el acortamiento muscular de la cadena posterior, la tensión neural, la posición de las articulaciones implicadas y la recuperación de la fuerza de la musculatura, poniendo especial énfasis en el entrenamiento excéntrico en las fases finales de recuperación. Este tipo de entrenamiento preparara al músculo para soportar altas tensiones, momento en el que suele lesionarse.

En Clinica Zafrilla  disponemos de un equipo multidisciplinar de profesionales y medios técnicos para conseguir una recuperación completa y funcional de tu lesión. Asegurándote una vuelta a tu deporte tras una correcta readaptación deportiva.

INFORMATE EN CLÍNICA ZAFRILLA SERVICIOS MÉDICOS
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TELF 968790891 / WHATSAPP 651820665
zafrism@teleyecla.com       www.clinicayecla.es

Fuentes de información

  • The football association medical research programme: an audit of injuries in proffessional football- analysis of hamstring injuries. C Woods et al. Br J Sports Meds 2004 38:36-41
  • Premiummadrid.

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