La enfermedad de Crohn
La enfermedad de Crohn es una patología que causa la inflamación de diferentes localizaciones del tubo digestivo. Pertenece al grupo de enfermedades inflamatorias intestinales (EII). Normalmente la inflamación se produce en el íleon, que es el extremo inferior del intestino delgado que se comunica con el principio del intestino grueso, aunque también puede afectar a cualquier otra parte del tubo digestivo, incluidos la boca o el ano.
La enfermedad de Crohn es crónica y no tiene cura. La patología no sigue una línea de evolución determinada, sino que los síntomas pueden aparecer de forma aguda, causar graves molestias y remitir en cualquier momento; en algunas ocasiones, pueden pasar largos periodos de tiempo sin que los síntomas se manifiesten. Aunque la enfermedad puede aparecer en cualquier momento de la vida, es más común entre las personas de 15 a 35 años.
Causas
La causa exacta de aparición de la enfermedad de Crohn se desconoce, aunque sí se sabe que la afección se presenta debido a un trastorno autoinmunitario que se produce cuando el propio sistema ataca al tejido corporal sano del tubo digestivo. Cuando estas partes son atacadas, las paredes intestinales se inflaman.
Aunque se desconozca el porqué de este trastorno del sistema inmunitario, existen una serie de factores de riesgo que podrían condicionar su aparición:
- Factores genéticos: En la actualidad se cree que uno de los factores que pueden determinar el desarrollo de la enfermedad de Crohn están en la genética, es decir, que tiene un componente hereditario.
- Problemas del sistema inmunológico: En algunas ocasiones, el sistema inmunitario puede reaccionar de forma exagerada contra bacterias cuya presencia en el intestino es normal; esto provocaría que el sistema inmune atacara el tubo digestivo.
- Factores ambientales: Como la alimentación, la higiene, agentes infecciosos, tabaquismo o, incluso, la alimentación materna durante el embarazo y algunas infecciones desarrolladas en la infancia.
Los síntomas pueden ser:
- Dolor y cólicos abdominales.
- Diarrea, que puede estar acompañada de sangre.
- Fiebre.
- Falta de apetito.
- Hinchazón.
- Pérdida de peso.
- Sensación frecuente de necesidad de defecar, aunque ya se haya evacuado, lo que acarrea cólicos, dolor y esfuerzo.
- Estreñimiento.
- Aparición de fístulas (conducto anormal que comunica órganos con el exterior o con otros órganos).
- Dolor articular.
- Úlceras bucales y/o cutáneas.
La enfermedad de Crohn puede afectar a varias localizaciones del tubo digestivo, presentando una sintomatología diferente:
- Ileítis: Cuando la patología afecta al íleon o parte final del intestino delgado. Causa dolor en la zona abdominal inferior derecha, que puede agravarse tras la ingesta de alimentos o la evacuación (sobre todo si se presenta en forma de diarrea). Puede causar la aparición de fístulas y estenosis.
- Colitis: Se produce cuando la enfermedad afecta al intestino grueso y no al delgado. Puede afectar a una o varias partes del mismo. Sus principales síntomas son pérdida de peso, fiebre, inflamación articular, manifestaciones oculares y cutáneas, y desarrollo de enfermedad perianal.
- Íleo-colitis: En este caso, la enfermedad de Crohn afecta al íleon del intestino delgado y a las zonas del intestino grueso más próximas. Es la localización más frecuente de la patología. Suele provocar dolor abdominal, diarrea, fiebre, obstrucción intestinal y fístulas.
- Gastrointestinal alta: Afecta a partes del intestino delgado próximas al íleon, como el duodeno y el yeyuno, y al estómago. Es la localización menos frecuente y suele presentarse de forma conjunta con alguno de los tipos o zonas anteriores. Sus manifestaciones más frecuentes comprenden dispepsia y vómitos.
Tratamientos
No existe un tratamiento específico para curar la enfermedad de Crohn, sino que lo más habitual es tomar fármacos que ayuden a aliviar los síntomas. Los medicamentos que se suelen utilizar en estos casos son corticoesteroides y antiinflamatorios; en personas que sufren una enfermedad anal se recomiendan fármacos con efectos en el sistema inmunitario. En algunas ocasiones, las consecuencias de esta patología pueden forzar una intervención quirúrgica, como sucede en casos de fístulas, obstrucción o perforación del intestino, o hemorragia excesiva. La cirugía tiene el objetivo de extirpar la parte dañada del intestino grueso o delgado, aunque en casos determinados es necesario extirpar la totalidad del intestino grueso. En otras ocasiones también es necesario practicar una ileostomía (desvío de las heces fecales hacia el exterior a través de una abertura del íleon). Aunque el tratamiento inicial siempre pasa por el uso de fármacos, la Sociedad Americana de Cirujanos de Colon y Recto destaca que la cirugía acaba siendo necesaria en el 75 por ciento de los casos.
Aunque los fármacos son necesarios para poder mantener la calidad de vida, una parte del tratamiento de la enfermedad de Crohn pasa por el autocuidado, en concreto por seguir una alimentación adecuada. No existen estudios que recojan dietas específicas para esta patología, sin embargo, algunos alimentos y hábitos alimenticios pueden servir a la hora de paliar sus síntomas:
- Evitar el consumo de alimentos que pueden producir gases: Eliminar de la dieta productos como las legumbres y otros alimentos que tienen tendencia a provocar gases y flatulencias mejora el pronóstico de la enfermedad.
- Realizar pequeñas ingestas a lo largo del día: En estos casos, lo recomendable es hacer más comidas al día con pocas cantidades de alimento, con el objetivo de evitar digestiones pesadas.
- Beber mucha agua: También se recomienda hacerlo en pequeñas cantidades.
- Restringir o evitar alimentos ricos en fibra: Intentar evitar la ingesta de nueces, semillas, salvado de trigo, avena y otros productos que contengan fibra.
- Evitar la ingesta de grasas: Los alimentos ricos en grasas, como algunas salsas, los fritos, la mantequilla, etcétera, no son recomendables en casos de enfermedad de Crohn.
- Reducir el consumo de productos lácteos: Algunas personas tienen problemas para digerir los productos lácteos, como la leche o el queso, relacionados con la tolerancia a la lactosa; sufrir enfermedad de Crohn agravaría sus síntomas.
El estrés es otro de los factores que tienden a empeorar los problemas digestivos, por lo que es recomendable manejarlo y reducirlo en el caso de sufrir enfemedad de Crohn.
Fernando Santa Isabel
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