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junio 24, 2022 Salud

Los meniscos son dos fibrocartílagos de la rodilla que se sitúan entre el fémur y la tibia para aumentar la congruencia articular, facilitar el movimiento y favorecer el reparto de cargas de un hueso al otro. Uno se sitúa en la parte interna, es el menisco interno. Tiene forma de «C» y no es muy móvil. El menisco externo es más cerrado en forma más parecida a una «O», y tiene mayor movimiento hacia delante y detrás cuando la rodilla se flexiona y extiende. En su parte posterior deja un ojal para el paso del tendón poplíteo. El menisco externo es más ancho y se sitúa sobre un platillo tibial convexo, no cóncavo como el interno. En algunos pacientes este menisco externo recubre completamente o casi completamente el platillo y recibe el nombre de menisco discoideo.

Las roturas meniscales son muy frecuentes y se conocen mucho mejor desde que se diagnostican y tratan porartroscopia. A grandes rasgos podemos dividir las roturas en traumáticas y en degenerativas. Las primeras son las típicas del deporte, aunque pueden producirse en cualquier movimiento de flexión y torsión de la rodilla. Son lesiones comunes en actividades profesionales como mineros, mecánicos, etc… En deportes como fútbol, baloncesto, balonmano, tenis y muchos más, la rotura de un menisco se asocia con frecuencia a lesiones de ligamentos, especialmente esguinces del ligamento lateral interno y rotura del ligamento cruzado anterior, que merecen un tratamiento especial.

La rotura degenerativa es más frecuente en personas por encima de los cuarenta años, que sin hacer deporte, en pequeños movimientos casuales, van deteriorando el menisco, generalmente el interno, provocando en algunas ocasiones roturas que dan lugar a síntomas, como dolor nocturno al girar la pierna, al estar mucho sentado o de pie, imposibilidad para arrodillarse o ponerse en cuclillas, y otros.

Las roturas meniscales agudas provocan dolor, inflamación y derrame articular, dificultad para flexionar o extender completamente la rodilla, e imposibilidad para realizar algunas actividades deportivas o recreativas.

El traumatólogo valorará si los síntomas de un paciente son debidos a las lesiones meniscales o a otros motivos, como tendinitis periarticulares, sinovitis, condropatias, artrosis o lesiones meniscales.

Debemos realizar radiografías de rutina ante un paciente con dolor de rodilla, preferiblemente en carga. Si son normales y hay alto índice de sospecha de rotura meniscal, solicitaremos estudio con resonancia magnética para confirmar el tipo de lesión y cuál será el mejor tratamiento.

En la fase aguda de dolor e inflamación las recomendaciones incluyen el reposo, un vendaje o rodillera elástica, el frío local, y la toma de analgésicos o antiinflamatorios.

Una vez confirmada la gravedad de la lesión se propone el tratamiento definitivo, que en lesiones meniscales completas y sintomáticas es siempre quirúrgico.

Antiguamente se quitaba el menisco entero que estaba dañado, por cirugía abierta, pero es una técnica desechada por los malos resultados que ha ofrecido a medio y largo plazo.

Actualmente la meniscectomía parcial por artroscopia es la intervención más habitual para tratar las roturas del menisco. Consiste en quitar la parte rota e intentar ahorrar el máximo menisco posible, siempre dejando un borde regularizado y estable.

En algunas roturas recientes, en gente joven y que afectan a la parte periférica del menisco, se puede suturar para evitar una extirpación prácticamente total del mismo.
El postoperatorio de la artroscopia es apenas doloroso, aunque recomendamos un reposo relativo y el uso de muletas durante unos días. Normalmente prescribimos una heparina de bajo peso molecular para prevenir fenómenos trombóticos en la pierna. La retirada de los puntos, que habitualmente son dos, se realiza entre una y dos semanas.

La vuelta al deporte y la actividad normal depende del tipo de rotura, de su tamaño y de las lesiones asociadas. En meniscectomías simples de la parte posterior del menisco la recuperación es rápida, caminando con normalidad en pocos días. En las suturas meniscales se limita la movilidad articular durante las primeras semanas y la rehabilitación es más lenta.

Normalmente preferimos que el ejercicio inicial no implique carga, de forma que la bici y la piscina son lo más recomendado. Deportes de carrera y giro deben esperar entre 6 y 12 semanas para ser practicados.

En el postoperatorio las complicaciones son excepcionales, pero si debemos recalcar un tipo de paciente que presenta una peor evolución, y es aquél de mediana o avanzada edad con una rotura del menisco asociada a artrosis de la rodilla. En ese caso, puede existir un deterioro durante unos meses de la funcionalidad de la rodilla, con aumento del dolor al caminar, que es debido fundamentalmente a la artrosis mencionada. Algunos de estos pacientes requieren procedimientos quirúrgicos mayores en el futuro.

En CLINICA ZAFRILLA SERVICIOS MÉDICOS  nuestros especialistas tratan este tipos de lesiones antes y después de intervenciones quirúrgicas . También estamos especializados en tratar lumbagos, dolores de espalda, cervicales, descarga de piernas y todo tipo de lesiones.
Póngase en contacto con nosotros y le informaremos  (también whatsapp): 651 820 665 // 968 790 891


 
El cartílago es un tejido que ayuda a que un hueso entre en contacto con otro de manera suave y natural, pero si la zona está dañada, rota o agrietada se produce la llamada condromalacia rotuliana o, de forma más severa, la artrosis. El desgaste progresivo en el cartílago de la rodilla es una de las lesiones que más afectan a los runners, tanto nóveles como corredores de maratón.
 
Síntomas
– Dolor intenso que aparece cuando estás corriendo y en su estado más avanzado también cuando bajas cuestas o subes y bajas escaleras.
– Escuchas crujidos y “clics” en la rodilla.
– Fallos en la rodilla y pérdida repentina de fuerza.
– En estado avanzado el cartílago se desgasta tanto que los extremos de los huesos se tocan y puede haber deformación en el aspecto de la rodilla.
 
Causas
– Aumentar excesivamente el número de kilómetros recorridos por semana.
– Ejercicios muy intensos o repentinos.
– Factores genéticos y hereditarios.
– Aumento de peso.
– Mala alimentación.
 
¿Qué hacer cuándo nos lo detectan?
– Descansa y para.. pero no demasiado. Según un estudio del que se hacía eco la revista Runners World, la falta de uso de las articulaciones hace que estas pierdan flexibilidad y que el cartílago se debilite gradualmente. El ejercicio de suave a moderado hace que los síntomas no empeoren.
– Fortalece tu dieta con alimentos como huevos, legumbres y frutas ricas en vitamina C.
– Prueba a probar con suplementos de colágeno o cartílago de tiburón. No hay evidencia de que funcionen, pero tampoco de lo contrario. Conozco casos en los que ha funcionado.
– Prueba otros deportes como la natación.
– Vigila tu dieta. Cuanto mayor sea tu peso corporal, mayor sufrimiento para tus articulaciones.
– Ponte hielo después de entrenar.
– Trata de mejorar tu técnica de carrera.
– Toma antiinflamatorios sin corticoides (AINE) si la rodilla se inflama.
– Fortalecimiento de la parte inferior del cuerpo y especialmente los cuádriceps y isquiotibiales pero ten cuidado de no cargar excesivo peso.
– Vuelve a los entrenamientos con tranquilidad y poco a poco.
– Prueba a entrenar por una superficie más blanda.
– Prueba a usar una rodillera.
– Para casos más severos prueba con inyecciones de ácido hialurónico en la rodilla
– Mejora tu fuerza y resistencia con ejercicios dedicados
 
Correr puede empeorar una lesión en la rodilla, pero correr NO tiene que ir siempre ligado a un desgaste en el cartílago.
 
No hay que confundir el desgaste del cartílago con el síndrome de la banda iliotibial. La banda iliotibial (BIT) es un tendón que recorre la parte externa de la pierna. Este conecta desde la parte superior del hueso pélvico hasta debajo de la rodilla. La lesión se produce cuando esta banda resulta inflamada e irritada por el roce contra el hueso en la parte externa de la rodilla. Esta lesión conlleva un dolor en la parte externa de la rodilla que aparece especialmente cuando se hace ejercicio.
 
En cualquier caso la mejor manera de detectar el desgaste en el cartílago es acudir a un especialista y hacerse una resonancia magnética.
 
Pablo Caño

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